Nocturnal Animals o ya va, ¿Tom Ford dirige?

Anoche, a tan solo un día para la entrega del Oscar, Victoria y yo enfrentamos una decisión muy importante: ¿veíamos Hacksaw Ridge o no?

Considerando que es la única que falta para completar todas las nominadas al premio de Mejor Película, el instinto natural sería meterle pecho y verla. Pero mira, el prospecto de “disfrutar” del gore a la Gibson no iba bien con la cena. Así que cambiamos de marcha y decidimos ver Nocturnal Animals de Tom Ford, un film que nos llamaba poderosamente la atención por su reparto y su premisa.

Esto, en lo siguiente hay SPOILERS, advertidos.

Nocturnal Animals es la adaptación de la novela Tony and Susan de Austin Wright. Es una narrativa dentro de otra narrativa, explico: hay una en el “mundo real” que cuenta la historia de Susan (Amy Adams), una pudiente dueña de una galería de arte, quien recibe un manuscrito de su ex-esposo, Edward (Jake Gyllenhaal), un escritor novel. El manuscrito, titulado “Nocturnal Animals” cuenta la historia de Tony, un hombre cuya vida cambia la noche en que un trío de macarras liderados por Ray (Aaron Taylor-Johnson), secuestran y asesinan a su esposa e hija.

La novela es una especie de matryoshka, la narrativa dentro de la narrativa es un vínculo entre el autor y la lectora, Edward y Susan; en la misma forma que la novela es un canal de comunicación entre el autor y los lectores del mundo real. Much story, so meta, wow.

Ahora, ¿cómo capturar esto en un medio visual?

Es un reto en distintos niveles: por un lado está el hilar dos narrativas, una “real” y una “ficticia”. Está además el reto de diferenciar dos niveles de realidad, y sobretodo el de crear un punto de vista que refleje la forma cómo Susan, la lectora, percibe el mundo que Edward describe, ya que si bien son las palabras del segundo, es la imaginación de la primera la que les da vida.

Tom Ford hace algo que me parece inteligente: monta por corte. No utiliza artificios para hilar las dos realidades. Susan toma el manuscrito, lo abre, y estamos en una carretera del oeste de Texas. Al principio puede resultar algo confuso, pero esta forma de montar expresa una idea sencilla: aunque sea ficción, lo que Susan lee es un reflejo de la realidad. La clave  está en la primera página del libro, la única a la que Ford dedica un plano, una simple dedicatoria: for Susan.

La otra clave, más “in your face” si se quiere, está en una línea de diálogo, una que va algo así como que “los escritores solo podemos escribir sobre nosotros”. Si eso no deja claro que toda la narrativa dentro de la narrativa es un espejo de la relación de Susan y su ex-esposo, no sé que otra cosa podría haber hecho Ford salvo aparecer en la pantalla, decirlo y después pegarle con un bate a la cámara.

Pensándolo bien, eso suena interesante. Pero divago.

Debo admitir que no conocía esta faceta de Tom Ford, para mí era el tipo que diseñaba ropa que cuesta un riñón si la pillas en oferta. No sé si es predisposición, pero podría asegurar que eso se nota un huevo en el estilismo de la peli, que si bien no es de su autoría, sí pasó por su aprobación. En algunos momentos me pareció gratuito, pero en retrospectiva, algunas decisiones ayudan a reforzar esa idea de rareza, de irrealidad que vive Susan.

En  lo estrictamente cinematográfico el señor Ford plantea algunas ideas interesantes, sobretodo al momento de diferenciar los dos mundos de su película  y especialmente al trabajar la idea de que el espacio es un reflejo de la psique de los personajes, particularmente en el caso de Susan, una mujer insomne que parece deambular por su vida, rodeada de un mundo de personajes extravagantes y espacios, digamos, estériles.

En el tema de interpretaciones, Amy Adams es mucha Amy Adams, y Aaron Taylor-Johnson interpreta un villano que me hizo sentir incómodo cada minuto que estuvo en pantalla, merecido ese Globo de Oro y que lástima que no fue a la lista del Oscar. Lista en la que estuvo Michael Shannon, un actor del que nunca he sido capaz de escribir una crítica negativa, porque mira que hasta en Man of Steel logra salvar el asunto. Por cierto, si quieren ver a este tipo en un peliculón, vean Take Shelter.

Entonces, ¿recomendada?
Chico, sí. Está bien escrita, está bien actuada y hay cosas interesantes en su dirección. Sobretodo es una película que funciona, te mantiene atento y no decae, cosa que se agradece cuando hablamos de thrillers con una vena noir como en este caso. No creo que me interese nunca la labor de diseñador de Tom Ford, pero cuando vuelva a sacar peli, seguro, avísenme que la veo.