13TH o la industria de la injusticia.


Vicky y yo le sacamos jugo a la suscripción de Netflix. Casi todos los días tratamos de pillar algo en el servicio de streaming, sea una serie o una película. Siempre es emocionante entonces cuando anuncian que traen contenido nuevo, porque la verdad es que vamos a un ritmo un tanto insostenible de consumo.

Hace un par de días dimos con el documental 13TH de Ava Duvernay, directora de Selma, película que versa sobre las marchas de Selma a Montgomery y la lucha por los derechos civiles de la población afroamericana en los Estados Unidos. 13TH es un documental que, en la misma línea, analiza la realidad de comunidad negra estadounidense, enfocada desde la epónima 13era Enmienda a la Constitución, que estableció el fin de la esclavitud y el trabajo forzado…excepto como castigo para crímenes.

Criminal es, sin duda, la palabra clave sobre la cual gira este documental.

DuVernay construye una narrativa que traza una línea desde la misma creación de la enmienda, hasta la encarcelación masiva  del siglo XXI. Su argumento es sostenido no solo de estadísticas devastadoras, sino con el análisis y testimonio de académicos y activistas, algunos protagonistas en primera persona de la realidad histórica que retrata en el documental.

Uno de los aspectos  llamativos de la narrativa es el uso de la repetición, de un sistema de imágenes, sonidos y argumentos que sirven no solo como estructura, sino como reflejo de la repetición de los mismos hechos durante los últimos 150 años, con permutas y recombinaciones que dan el barniz de novedad, pero que inevitablemente desembocan en las mismas consecuencias que siempre son negativas para los que tienen la “mala suerte” genética de tener el color de piel equivocado.

Hay cierta tendencia a esperar que un documental sea tan solo un reflejo de la realidad, un cortar y pegar de imágenes “reales” con entrevistas aquí y allá. Si bien DuVernay tira de estos recursos por rigor, también hace un uso magistral de un recurso tan viejo como el cine, el intertítulo. Esto último no deja de ser apropiado, considerando que muestra como parte de su análisis es El nacimiento de una nación de D.W. Griffith, controversial obra maestra del cine mudo, considerada por muchos el primer largometraje en regla. Otro de los recursos expresivos que destaca es la música, especialmente de géneros modernos como el hip-hop y el rap que tienen sus raíces en las comunidades negras de Nueva York en los años setenta, y que se ha convertido en una de las herramientas de denuncia social más importante del siglo XXI.

Desde las leyes de Jim Crow que establecieron la segregación, pasando por las iniciativas legislativas de Reagan y Clinton, y rematando con el complejo carcelero industrial que, efectivamente, convierte a la población carcelaria en una commodity; 13TH comunica un simple pero doloroso hecho: la deshumanización de la comunidad afroamericana. Comunidad que ha sido en distintos momentos históricos el motor de una economía sustentada en la esclavitud, pasando a ser una incomodidad y luego convirtiéndose de forma más indirecta, en el sustento de la mercantilización del sistema carcelario.

Pero inevitablemente sub-humana, ciudadanos de segunda, criminales.

13TH es un documental duro, brutal incluso, un castigo a la comodidad del privilegio. Es una denuncia y un llamado de rigurosa actualidad, dándole una mirada a los recientes casos de brutalidad policial y a las declaraciones del, tristemente, presidente electo Donald Trump. No deja indiferente, especialmente cuando semana sí, semana no lees sobre un nuevo caso que refuerza los planteamientos que realiza.

Si es un tema que les produce al menos curiosidad, no pueden dejarlo pasar. Si tiene el efecto que pienso debería tener, quizás terminen mirando con otros ojos algunas realidades más cercanas que damos por normales.

En cualquier caso, después de verlo, a Vicky y a mí nos queda claro que eso de Netflix and chill va a necesitar un corolario, quizás sea momento de más Netflix and think. 

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