La La Land o vean más cine clásico dice el señor Chazelle.

Desde que anunciaron la siguiente peli de Damien Chazelle tras Whiplash, Victoria y yo nos apuntamos como muy interesados. La premisa de un musical homenaje a los musicales hecho por este señor y con Emma Stone y Ryan Gosling en cabeza de cartel era prometedor. Que Victoria sea una enamorada empedernida de este género seguramente influyó bastante, no es casual que West Side Story sea una de nuestras pelis de cabecera. Por eso compramos entradas para el estreno en Buenos Aires y le avisamos a Paola, con Dani y María apuntándose en segunda ronda de convocatoria.

Voy a salir pronto en comentarles el argumento. La La Land es la historia una chica que conoce a un chico en Los Ángeles y se enamoran. Y eso es una excusa para echarnos un cuento mucho más grande sobre los sueños, los anhelos, el éxito y el amor.

Simple.

Ahora bien…

(Ah sí, SPOILERS)

Oído al tambor.

Mencioné en algún review anterior que para entrarle a un musical hay que juzgar el uso de la música dentro del tramado narrativo de la película, es fundamental. Los números musicales en este género cobran mas fuerza por su natural protagonismo, por lo que la función debe preceder a la forma. La función estética es secundaria. En el caso de La La Land hay que reconocer el trabajo es impecable .

Los números musicales están construidos en torno a una progresión de acordes, un leit motif que representa la relación de los protagonistas, sus metas, y que aparece desde su primer encuentro. Es su música, es la expresión de su relación y el viaje que experimentan mientras dura la película; tanto cuando es necesario desarrollar y hacerlo más extravagante, hasta cuando es necesario romperlo y casi hacerlo desaparecer.

Por ejemplo: tomemos el tema “City of Stars”, canción que inicia como un solo de Sebastian (Gosling) y que versa sobre sus anhelos y dudas. Cuando vuelve a aparecer, es un duo con Mia (Stone) y evoluciona, ahora es una canción sobre ambos, sobre su romance y sobre sus metas, como músico y como actriz. Pero, ¿por qué si va sobre ellos dos, su tema desaparece? ¿Por  qué es tan melancólica una canción sobre lo que los hace felices? Ven, les dije que era importante. Paren la oreja y prácticamente pueden encontrar toda la película en lo que escuchan.

La fuerza narrativa y expresiva de la música ataja el que quizás es el aspecto que recibe más críticas:  la historia no tiene algo como un antagonista por lo que la dirección es clara desde el principio. Puede resultar algo predecible,  más si consideramos tanto las películas a las que hace referencia, y a los giros presentes en el film anterior de Chazelle que, en su faceta como guionista, parece apuntar a cierta predilección sobre las metas mutuamente excluyentes, una garantía de drama segura.

Pero como dije antes, a veces da igual saber donde para el tren, porque lo que importa es el viaje.

El Paseo (por) las estrellas.

La La Land es un largometraje de hermosa manufactura. Es una peli sobre el mundo de las pelis, y para ello toma prestado de unas cuantas bien conocidas. Los ecos a grandes clásicos como Casablanca, Singing in the Rain, Los Paraguas de Cherburgo e incluso 8 1/2 son evidentes desde el minuto 0, como lo son los guiños del diseño de producción al Hollywood clásico, desde el vestuario o el peinado hasta las mismas localizaciones. Incluso en su casting hacen cierto guiño a la química de los grandes duos de antaño, siendo esta ya la tercera colaboración de Stone y Gosling.

A destacar es el uso del color, que puede parecer solo una simple fantasía evocadora del Technicolor. Hay una elección muy cuidadosa de la paleta, pero también es cuidadosa su aplicación, que al igual de la música logra trascender el simple “se ve bonito” para entrar en caminos más expresivos. Atentos estén a los colores elegidos en el vestuario para los números musicales o los momentos más tensos, ojo a la evolución/ausencia del color en la relación de los protagonistas o incluso como refuerza el trabajo de iluminación en los instantes clave.

Necesario también destacar el trabajo del departamento de fotografía, que hace una labor de lujo tanto en iluminación como en algunos prodigios técnicos para rodar los números musicales, especialmente los dos primeros.

Cine sobre el cine.

La La Land es cine sobre el cine, y el mundo que lo rodea. Recuerda a lo hecho por The Artist en 2011, solo que ahora no va sobre cine mudo sino sobre su opuesto, el musical. Al igual que Hazanavicius, Damian Chazelle hace un esfuerzo en sacarle el mayor provecho a la materia fílmica, a su tejido. Es a posta que se note que esto es una fantasía, un espectáculo. Tanto guiño y homenaje le ha valido romper récords de galardones, con sus siete Globos de Oros y su catorce nominaciones al legendario calvo dorado, empatando con Titanic y All About Eve.

Como tal, entonces, merece ser disfrutado en una pantalla gigante con el Surround a toda mecha. Es una delicia visual y sonora y un gran punto de partida para entrarle al cine musical si no lo conocen. La recomiendo con entusiasmo y le auguro una cosecha de las grandes en el Oscar. Y si les parece buena, y les pone un montón y sienten que casi no hay pelis así, vean más clásicos entonces, coño, que miren lo bien que le funcionó al señor Chazelle.

2 thoughts on “La La Land o vean más cine clásico dice el señor Chazelle.

  1. Aunque los musicales no son mi género, eso de que merece eser vista en pantalla grande puede ser una buena recomendación a seguir. Te cuento luego si me gusta. Saludos

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  2. Excelente Critica Napo, muy acertada, a mi en lo personal de lo que mas me gusto en la peli aparte del apartado musical es la fotografia, no juega carritos!

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